lunes, 19 de diciembre de 2011

Diciembre en París

Catarsis, o temor y piedad
de repente, por mi mismo.
Cuan difícil situación.

La acera es fría,
en invierno,
cálida en verano,

Pero caminar solo
en verano,
sabe a invierno.

Tienes referencias,
Don Allen,
Cohen, o Klimt,

Sueños hechos
películas,
canciones, pinturas.

Y sin embargo, ya ves...
Lo romántico viene en Junio
de la mano, con mi mano.

Al principio era como si guardará
el eucalipto en la nevera,
y se volvieran caramelos

y ese embrujo,
ese arte de magia,
que tantas penurias

me hizo pasar en clase,
cuando descubrí
que era mi padre,

se fuera desvaneciendo.
Sentía que mi mano
no sudaba tanto

en verano,
y sufría el frío
en invierno.

Que mis pasos
sonaban más y más huecos.
Que había algo

triste en caminar solo
casi a tientas,
por estos lares

desconocidos.
"Es el amor" me decías.
Y yo pensaba: "Es verdad"

Te regalaba poemas
cuando el gallo
estaba recién acostado

y los encontraba, muertos,
sin vida, entre comida basura.
La música se fue apagando

las amistades enfriando
mis pasos eran como las goteras
de una casa abandonada.

"¡Qué lástima!" Pensaba.
Me hubiera gustado besarte
aquí, entre los geranios

de este bajo.
¡Te hubiera dado tantos besos!
¡Te hubiera recogido en abrazos!

Me acostumbre a las peras
del limonero.
Al vinagre de módena,

con un toque de orégano
cuando yo quería un filete.
Me vestí del rey

con un manto invisible,
mientras "el príncipe",
ese verdugo de prejuicios


se cogía la frente
y se rasgaba las vestiduras.
Que veranos más fríos.


Que inviernos más helados.
El mismo sonido,
la misma muerte


el caminar torpe y patizambo
de un deshecho,
que ya se habían encargado


de pulverizar,
y que se agarró
a un árbol sin raíz,


volátil,
etéreo,
que crecía.


Y yo no alcanzaba
a crecer tan rápido
como él volaba.


Te hubieras ruborizado
si te digo lo que te quiero.
Si mis manos


no hubieran estado frías...
"Abrazamé" me decías.
Y yo pensaba "¿Por qué camino solo?"

Hubiera dado la vida
por un "Midnight in París"
un día cualquiera...

Yo podía hacerlo,
mis caminos sólo han estado
rodeados

de paseos y besos.
Muchos paseos
y muchos besos.

Niñas en piscinas,
corazones abiertos,
lenguas tenues

y sexos femeninos
en lugares alternos.
Zalamerías

para un juguete tierno.
Mis manos ardiendo
en un pecho sereno.

Sudor y sexo,
y lágrimas al acabar.
Ahora tengo una sensación

como si hubiera estado muerto
desde hace tres años.
Hoy, un diciembre cualquiera.

Que ni me has felicitado.
Por lo que era.
Por lo que dejé de ser,

y por lo que (¡Gracias!)
poco a poco,
vuelvo a ser.

sábado, 17 de diciembre de 2011

El chico más triste

He conocido al hombre más triste del mundo.
Con las manos en los bolsillos
trataba de explicar la difícil tarea
de introducir en los dedos anillos.

Observando su faz bella, sonrisa seductora
alto y guapo, atractivo y dicharachero,
exclamaba las buenas acciones
dentro de uno de esos... Esos... teatro... Eso.

Sacaba las manos, pregunto tres veces que tal,
una muchacha le acarició la espalda,
y volvió a preguntar que tal.
Al salir, hablaban de él...

No llevaba reloj, ni un pulsera le ataba,
no tiene móvil, ni cinturón.
Bestia vestía con elegancia,
y caminaba lento, pisando con zapatillas

como si de botas se tratasen.
Cogío un boli y apunto un móvil,
me pregunto la hora,
y se cambió de pantalones.

Al principio de la obra, creía que era actor,
de grandes proporciones,
me lo imaginaba mirando su cara en el espejo,
terco, ensayaba una y otra vez,

y después de conocerse al dedillo
su papel, seguro, se volvía a mirar
para darse un beso suave,
dejando vaho en el contorno del espejo.


Luego, fue menguando, como un mendigo
comiendo caviar en el Ritz,
se volvió pequeñito. La lata de cerveza ocupaba
más que él. Sus pantalones eran holgados,

y los pelos de las piernas parecían de un quinceañero.
Luego miró al público, y saludó.
Sonriente, guiñaba los ojos y los labios,
y sacudía la cabeza, en señal de aprobación.

La obra acaba de terminar,
y el resto de la gente aplaude.
Aunque esta vez, yo no.
Y acaban. Se sonríen unos a otros.

Se saludan hablando de la vida,
de que rebelde es el actor...
"Mi hijo nunca lleva reloj"
"Ya le hemos regalado seis"

"No te digo ya lo de las carteras"
Y entonces salió
y pregunto que tal, otras tantas veces.
Y después me pregunto la hora.

Hoy he conocido al chico más triste
de todos los que he llegado a conocer.
Por que él sabía que eso no era actuar,
y cuando me miró, y me vió escribiendo esto

sonrío, como James Franco,
y se fue.
Quizás lo sabía, o supo en mi algo
que yo no soy capaz de ver.

Me rompo

Me rompo.
En metáfora
como un tendón de Aquiles

Me rompo... Quieto,
estoico, con torpeza,
impasible.

Me rompo y me vidrio,
y espero una piedra maleducada
que busque aire.

Me rompo...
en las vías del tren
disfrazado de payaso.

Rompo la gramática,
me... ablando... mediocre
en el país de los tontos.

Me abono al cristal,
al fútbol, a las camisas de cuadros,
a los bricks de leche cortada.

a Calvin Klein, a Borjouis
a spaghettis al dente,
a comprar y comprar.

Cualquier día de estos me rompo
me recojo en un abrigo
y me meto en el metro

Rompiéndome
me acojo a hablar,
derecho universal, por hablar.

Me rompo
en problemas, en cualquier garito,
con cualquier desconocida.

Cualquier día de estos me rompo,
por que (pobre)

inconsciente, respiro fragilidad.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Tan de nadie...

Puedes si quieres, llorar,
puedes y debes...

Nadie te recoge cuando llegas
de coleccionar estrellas,

de albergar el frío en los huesos,
de escuchar los gritos de sexo de fin de semana,

y de mirar sin ganas los escombros
de tantos años de construcción.

Puedes mirar una y otra vez el reloj,
y ver que la hora es la misma

que parece que no llega,
no llega ese minuto que tanto anhelas

Cinco y cuarto, cinco y dieciséis
cinco y diecisiete, cinco y dieciséis

y vuelves al camino de asfalto
frío y tembloroso

como cuando se te rompió el corazón.
Buscaste demasiado ese corazón

y ahora sólo tienes latas de atún
y un último abrazo.

Las calles te desgastan los zapatos,
Las calles te desgastan,

y las calles se gastan
buscando ese último abrazo.

Parece que no hay lugar,
ni recuerdo lo suficiente fuerte

como para permanecer quieta
muriendo de frío.

Esperaste demasiado
a que volviera

y ahora mírame,
y ahora mírate.

Sólo yo estoy solo.
A veces triste,

a veces no.
Yo caliente

Tú ocupada por el frío.
No. Díos mio.

Yo me muero.
Y tú te mueres.

Da igual si es física
o sentimentalmente.

Te digo, te pido,
te imploro que vuelvas

tan pronto como estés preparada
a dejar de lado el carrito de la compra.

El carrito de los recuerdos.
Cuando dejes de cargar con ellos.

Eres mi amor,
y te esperaré...

Sin título

Anoche se me rompió el collar de oro
entre abrazos y lunares,

Anoche me besé con una mujer sin piernas
vacía de boca

me recogí entre los espacios
de mi rodillas y euros

Me he sacudido el polvo
como cada noche

me he levantado muy de mañana
y he visto amanecer

he caminado cuatro kilometros
mientras me perdía en sueños de carretera

Llevo dos meses sin bañarme
he mantenido tu olor

entre las sábanas y la pena.
Justo hoy, cuando no ha salido la luna

la almohada se enrollaba en mi cuerpo
mientras la mutilada trataba de apartarse.

Triste y seco he bebido dos vasos de agua
llenos de lágrimas

y me he dormido
mientras me moría.

No. Hoy no.
No me quiero morir.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Giordo

Tengo ganas de descargarme
de abonar con rabia
las raices de mis palabras

Me decargaré
y empezaré de nuevo
ya no habrá rencores

ni silencios, ni giordos
hijos de puta,
cocainómanos que me abracen

mientras yo sólo siento escalofríos,
ni duendes enanos
con más palabras que alma,

Me voy a quedar a gusto
del consumidor
del boca-chancla

defensor de zorras
del polla pequeña
incapaz de asumir ese problemilla

de la guarra que se metió
en la cama de mi sangre,
en la zorra que no me saluda

en aquella que prentende
estar el día entero
amarrandose los cabellos

y que la mire y la mire
y me muera mirandola.
En aquella familia que racanea

y en la que se deja racanear
en los menganitos y fulanitos
en Facebook, tuenti, el whatsupp

también en la televisión
horrenda ofrenda de los dioses
productores para volver insulsa

la vida. En aquel que se dejo llevar
por su hombría y metió mano
a mi futura diosa de ébano

al vago indecente
cabeza de tuerca
mal actor

con aires de escritor maldito.
A ese que folla y requetefolla
y se encanta en el espejo viendose follar.

Y a su cuñado febril,
que compartio la misma cama
e hizo ver a la mujer

lo hermosa que era.
A esa  mujer por abrir tanto la boca
y a sus amigas, por no respetarse

por dejar la cama abierta al teatro
y al teatro, cualquiera de ellos
incapaces de corregir

un Julio Cesár.
Y a ti, por no dejarte besar el cuello,
por no inmutarte cuando te arranco de cuajo

la ropa con la mirada
por ser casi eterea a mis insinuaciones,
y a ella por creerse mejor

veddette y puta
y a la rabia
por haberse taimado.

Febrero tierno

Ella, serena y fumadora
con una sonrisa siempre puesta
me dijo que algún día

dejaríamos de ser amantes,
amigos, conocidos, extraños...
Un triste tarde de febrero

donde una cuelli-corta
afloraba como la vil arpía
que todavía es.

Yo, pedí perdón, lloré
y grité durante nueve meses,
mientras las voces de las sombras

me poseían. Pero lo negué.
Negué sus besos, nuestros encuentros
lo que los monstruos

me decían, se susurraban
en la oscuridad de sus cuevas
de cucarachas cocaínomanas.

Ella y yo nos mirabamos
y ella me entendía,
y yo no la entendía,

pedía perdón
sin saber exactamente
lo que había hecho mal.

Yo y ella acordamos no enamorarnos,
en Febrero, del año anterior.
Quizás fue ese momento,

cuando dos años después
deseamos con nuestros puños
que el resto, que las lágrimas

y los abucheos, que las noches en vela
fumando, y los abrazos en el ascensor
y hacer el amor una noche de boda,

fueran a pesar de los demás...
A pesar nuestro...
Pero supimos al instante

que ya no sería así.
Recuerdo que un día
quiero creer que en Febrero

nos sentamos en el suelo de una librería
leyendo frases sueltas al azar.
Un juego que salió de su cabeza

y que en un instante
ella me miro, y leyó: "Te quiero"
y yo la miré, y le dije: "Te quiero"

y me beso por primera vez
en público, entre libros a ras de suelo
y gente mirando a los desconocidos.

Hoy he visto un foto suya,
mirándome. Hace dos Febreros
de todo esto

y en su mirada existe ese "te quiero"
la sonrisa indeleble
con el paso del tiempo

quiero recordarlo así,
por que así es como lo veo.
Mientras tanto, en el espejo

yo me miro
y pienso sin saber como hacerlo
y trato de decirme

lo que sólo puede ser silencio.
He arropado los recuerdos
malos y buenos

de unos cuantos Febreros
donde los dedos sabían a sal,
donde el pelo se despeinaba

con el viento, con la lluvia
con el sexo
donde empezó

y acabó una historia
que en nuestra memoria
será un Febrero tierno.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Algún día de Marzo

Un día dije que a la orilla de la vida,
cuando alguien se ahoga en el rio de la muerte,
es capaz, de manera casi inconsciente

de firmar un último te quiero, como si supiera
que es hora de dejar caer las gotas de lluvia.
En ese momento se sella un pacto de amor

que es imposible romperlo durante el resto de tus días.
Ahora digo que ese mismo juramento debería recaer
sobre cada respiración, cada hálito pactado con el tiempo.

Kiwi

Cada día te bebo más,
te acojo como niebla,
y te seduzco.

Eres Mrs. Robinson
tan alta y esbelta,
tan pequeña y desgarbada

Me apetece sonreír
mientras las pautas
me miran, y me dicen


lo que debo hacer.
Ahora eres un sin dios,
una boca que alimentar

de amor, y de besos.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Pasión

No creo...
No creo en nada de lo que hice...
Reniego del amor pasado,
de las amistades creadas,
de las enfermedades adquiridas
del miedo a morir...

No creo...
No creo en nada de lo que haré...
Reniego del amor futuro,
de las próximas amistades,
de las enfermedades que me maten,
del miedo a envejecer...

No creo...
No creo en nada de lo que estoy haciendo...
Reniego de tu amor,
de tu amistad "cercana",
de está enfermedad que me está matando,
del miedo a comprometer...

No creo...
Y por eso reniego del que soy,
del que fuí, y del que seré.
Reniego de todas las partes
superfluas, artificiales, generadas,
muertas y anquilosadas.

Reniego de la vieja,
de los actores y de los métodos,
de lo imposible, del amor continuo,
de las tardes llenas de melancolía.
Reniego de ti, y de todos tus besos,
y de todos tus hijos,
de todas mis violaciones...

No creo y reniego
de lo politicamente correcto,
de lo mudamente doloroso,
de lo quedamente silencioso,
De cada parte de mi que deje que escapara...

Me siento más alto y más bello, más viejo,
y más cuerdo, loco y moribundo, triste y alegre,
he encontrado el antídoto perfecto para el dolor
y para el desamor...

Amo la vida... Absorvo la vida... Deseo los secretos,
la pasión y el compromiso, la risa y el cansancio,
mis piernas doloridas y mis pinchazos en la axila,
mis labios amoratados de tanto besar,
y mi arruga en la frente de tanto gritar,
mi risa escandalosa, y mi fuerte angustia,
mis sabores, mi cuello y mis ojos,
mis manos grandes y llenas de calor...
Eso... Mi calor corporal,
tan caliente que no necesito casi ropa...
Y mi tiritera cuando me doy cuenta que la necesito,
mi chuleria, y mis poemas que no son poemas,
que son poesía de mis pensamientos a mi cuerpo,
al arte que sale de los dedos,
y arrancar sonrisas y bailes en desconocidos,
y aunque no sepa cantar, cantar,
y dormir solo, y querer abrazarme
y soltarme al mismo tiempo...

No creo en que la vida sea triste y breve...
No creo que en no entregarse al alma, al sexo,
a la comida, a la belleza espiritual...
Mi corazón ha decidido ganar... Para siempre...

jueves, 1 de diciembre de 2011

Lorcaina

Menudo amalgama
perlas, seda, ambar.
Versión moderna
aristotélica.

Tremebundo saco
de besos y clavículas
sedentarismoy comida
rápida.

Embarazada a medias
con ese aire tan especial
con dos almas
en una sola.

Podría estar horas
describiendo
el paso de tus dedos
a tus ojos

tu hermosa clavícula
los labios finos
las manos largas
las piernas eternas.

Señorita mía...
Usted me tiene
a fondo
y sin frenos.

La próxima vez
no le voy a dar dos besos
para despedirme
si no uno para saludarla.

Ha conseguido hacerme sentir
algo, que no es amor,
pero es amor.
Sólo tengo palabras

para agradecerle el firme
tributo que me ha hecho
a mi, con su mirada
en mi boca...

lunes, 28 de noviembre de 2011

Your words

Tus palabras se las lleva el viento
raudo e inquisidor
las arrebata al desperdigarse
en tu boca

Palabras frágiles y estériles
torpes, iracundas
estalactitas derretidas
ponche de mentiras y más mentiras...

sábado, 26 de noviembre de 2011

F.Y.

¡Cuidado¡ Gritaban las calles
¡Cuidado¡ Armas, fuego, lonas rotas,
perchas y cuervos, y cuervas...

¡Cuidado¡ ¿De que?
Sólo decía esa maldita palabra,
y también "Toma madroños"

¡Cuidado¡ Jesús... ¡Déjame¡
Y hubo silencio.
Pero el murmullo subió,

Y yo seguía cazando madroños
a cinco euros la desinhibición.
Paseando y sonriendo.

La calle seguía llena de cáscaras
de personas, y de muelas chillonas.
¡muimamo¡ Murmuraba...

Y seguía sin entender por que...
Y de una nos libramos,
en realidad, yo no me libre...

Lanzo un puñetazo,
defendiendo a una golfa
una pequeña zorrilla

que juega a ser maltratada,
a sentirse maltratada,
y lanza a sus perros fieles,

en realidad a su bulldog indefenso
contra un mastondonte nervioso
y pausado calmado.

La zorra jugaba, provocaba,
escupía y sentía que era hora
de mostrarse en general.

De actuar para el Oscar Honorífico.
Seguía jugando al maltrato.
Y miles de mujeres lloraban en sus tumbas.

¡Cuidado¡ Me decía la voz... Y supé por que...
El bulldog lanzo la garra... Y ni la esquive.
Y cuando la voz, expectante a mi reacción

me dijo: ¿Donde vas?
Entonces mis pies eran alas,
y mi corazón era sangre roja...

Me fuí tranquilo
quejandome, como de costumbre,
pero tranquilo...

miércoles, 23 de noviembre de 2011

¿Qué pasa? No lo sé.
Ha quedado en una mueca,
un suspiro y fin. Pitido.
Queroseno para el alma

y un imberbe niño, que nunca nació.
Ahí está la radiografía del corazón,
ahí está para que no la miren,
este momento, será siempre el mismo.

Ahora sé que yazco como una almohada
esperando que algo se apoye sobre mí
lastimero, como un perro maltratado.
Como un perro maltratado.

Lo sé, sé que he perdido.
Pude amar, y amé,
sin saber amar,
y ahora mis niños se alejan

en el esperma de otro.
Y puede que los violines
me conmocionen,
y puede que me entregue

apoyado en la esperanza,
aunque ya no hay esperanza,
no por el momento.
No por este momento.

Alguien inventó el amor,
lo estudió y lo hizo a mi manera,
pero no me dejo tañirlo
con cascarón de felicidad

lunes, 21 de noviembre de 2011

Hojas de otoño sobre asfalto

Jergas del árbol otoñal.
Hemos caminado en círculos.
Nos hemos marchitado
y hemos muerto en el intento.
Somos hojas amarillas pisoteadas
por el tiempo, tratando
amando, muriendo

Nos hemos besado y abrazado
como una última vez,
y en esa despedida
los conductores de los coches
pasan torpes sin mirar
lo que se fragua en este lado
de la ciudad.

Arde el banco, y podría arder una iglesia
pero hay suficiente sudor
entre el cielo y la tierra
para apagar dulcemente
tanto humo, tanto y tanto fuego.
Y hay palabras para apaciguar
almas perdidas.

La noche en que las gaviotas
arrasan el cielo de España,
y parece que Génova
es el centro de la revuelta
de los muertos vivientes,
todo daba igual.
Se proclamaron en pleno otoño
y las hojas tildadas de amarillo
me recordaron la posibilidad ínfima
de que, por muy mayor que seamos,
podemos ser derrumbados.

Menudo mundo loco.
Insano y tenúe,
casi te toca sin darte cuenta
y sopla la muerte
como a cualquier hoja
amarilla y desterrada de la vida.

Puedes pensar en que hay una fuerza,
que justifica perfectamente 
cada acción que te permites,
que permite a tus compañeros triunfar.
Puedes cabrearte y llorar,
quejarte como un torpe vendedor de muletas
para el alma, muletas como poemas.
Y sin embargo, los cumpleaños siguen llegando,
hagas o no hagas nada.
Y ahí lo tienes. Un día alguien te recuerda
que eres viejo, y que es hora de desprenderse
del árbol. Caer y estrellarse contra un asfalto mojado.

A lo mejor las cenizas te han rodeado,
o puede que el espejo se apiade de ti.
Quizás el camino es encerrarse leyendo,
o echar las llaves a todos los cerrojos
con dos piernas exuberantes,
o ver pasar los ojos, las obras de teatro,
los sueños...


Sin camino, sin destino, sin miedo,
inexpresivas y redundantes en actitud,
tristes y alegres, duras y frágiles
como hojas de otoño sobre asfalto.

SPS

Tus dedos, mi lengua
entumecidos
sangran mi cerebro

y pienso en la gente bonita
mirando alrededor
como árboles centenarios

la mierda nos rebosa
y es el límite de su mirada
el que juega a ser horizonte.

Un tío vestido de mujer
una mujer vestida de Rubens
contonea la carne

y nos observa.
Y sirvo de guarda bolsos
de cubre copas

Y ahora noto el sabor amargo
y tus dedos se vuelven a entumecer
y mi boca se duerme

como se apagan las palabras
el ruido, el tecno, el alcohol
ahora ya tiene sentido.

sábado, 19 de noviembre de 2011

El circo de la lluvia

Miedo y circo.
Está todo infectado
de putas e hijos de puta

Lástima de energía
basta y bana,
la incógnita

de tanto desparrame
estéril y sin corazón.
Miedo y circo

y el alma sin puños
sólo con alas
que se engarrotan

al pensar en amor.
Al pensar en dolor.
El circo de los dos ojos

que tanto nos retoca
y nos sacude entre aplausos.
Y sólo yo frente al público

mi erección es tan poderosa
que podría dejar embarazada
a esta sala de una palabra.

Silencio. Este circo se quema.
Y lo tenemos que mirar con miedo.
Este circo estúpido. Yo digo.

Pero mientras las tablas se resquebrajan
y entre las rendijas no hay sangre,
ni los ojos se quiebran

ni hay una misera lágrima,
ni un espacio para pensar lo suficiente
para escindir este alma en dos,

el circo cae en pedazos
como chuscos de veneno
sobre la cabeza de un cura.

Señores, yo lo veo a diario.
Y lo siento. Siento como el circo
prentende dar miedo.

Pero el miedo viene de raiz
viene sobrevolando estas líneas
blancas y amarillas.

Un payaso se ríe.
Y no hace gracia.
Una puta se muestra

y no existe sexualidad.
Yo sólo soy capaz de ver
como es un circo miedoso.

Y entre tantos payasos,
mimos, ukeleles, y bailarinas,
un trapecista se balancea

desde el público
absorto por el miedo latente.
Parece ser que el serrín

lo ponemos nosotros,
borramos el límite de cal
con temblorosas manos

unas manos blancas
que son incapaces de ensuciarse
tan impotentes ante la audacia

de las caras pintadas que nos arrastran
a mirar al escenario, al miedo del circo.
Mientras vea este miedo

ya puede el circo quemarse
que yo me quedo bajo la lluvia.
No hay mayor premio

que ver arder un circo miedoso
mojado, cubierto de tela ínsipida.
Por mucho que la lluvia

prentenda que moje mi lengua,
hace tiempo que los pies me pesan
y la lluvia que me hace más fuerte

me mata con el barro en las botas,
esas que me llegan a la barbilla,
ese estiércol que me ha cubierto.

Miedoso circo del miedo.
Allí dentro todos están contentos.
Una mísera trompa de alcohólicos

putas, e hijos de puta arden
en un oro de cobre.
Esta noche, me quedo dentro.

Así, podré, por lo menos,
acogerme a mi obligación indecente
de ser un miedoso más.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Catorce Lunas

Llevo catorce lunas
arrancadome la piel con los dientes
saboreando el indigesto pecado
de querer algo y desecharlo.

Llevo catorce lunas
acariciando almohadas ajenas
despertandome y viendo
que olían a mis catorce olores.

Llevo catorce lunas
y desgraciadamente
catorce fachadas para cada momento
cada respiración, cada lugar.

De esas catorce lunas
las catorce han sido lunas llenas
donde el lobo se comió al lobo
y donde el hombre

se acoge a su derecho a rabiar
frente a cualquier estafa, mentira
y congoja de los otros hombres.
Donde el hombre

se amparaba en la excusa
de que existen catorce lunas
y cien amaneceres
donde esconderse tristemente.

Llevo catorce lunas
gritando, gimiendo por los silencios
ensordecedores
las exclusas por donde el lobo

se filtra, y permanece expectante
a las batidas de cazadores.
Catorce largas lunas
sin dormir...

Sólo escuchando poemas
historias tristes, quejidos inservibles,
hormonas maniatadas, pecados tontos,
y farándula por doquier...

Por doquier sólo hay amaneceres,
y yo llevo catorce lunas
preguntandome por que creo en las lunas
si ni siquiera las miro.

Llevo catorce lunas en la espalda,
y anoche las solté.
Y alguien me dijo... Eres un fénix...
Y yo dije, ya lo sé.

Las lunas están rotas,
como las conversaciones llenas de palabras
completas de sentimientos,
vacias de todo...

Como si todo o nada fueran un adjetivo.
Como si me importara algo de lo que oigo.
Como si cualquiera fuese capaz
de danzar a un son prohibido.

Este son, solitario; este valls desubicado
estas lunas desquebrajadas como cristales,
y todos sus trozos que jamás coincidirán,
que no volverán al cielo para brillar.

Veo catorce lunas,
muertas y anodinas,
veo mis pies,
terminando el trabajo.

Las catorce lunas, no dejan de ser
mis pies heridos,
mi sangre en el suelo...
Y yo, que ya ni miro.

martes, 8 de noviembre de 2011

Espacio, palabras y tiempo.

Pasarán los meses,
y me dirás que me quieres.
Ese último abrazo fue guardado
en la Black Berry.

Ese último abrazo,
y mi recuerdo.
Bien en el fondo
del Facebook.

Yo guardo los emails,
los guardo, por que son manchas
de un tiempo mejor,
donde me amabas más

que ciento cuarenta carácteres.
Donde tus palabras llenaban
mi espacio, y el tuyo.

Ahora sólo me quieres por móvil,
reduciendo lo máximo posible
las palabras, secretando ambigüedad

Y yo preguntandome
¿Como se ama en tan poco espacio?
¿Con tan poco tiempo (dedicado)?

Yo no sé hacerlo.
Y el móvil es peor que el reloj de Cortazar.
Por que este tiene tiempo y palabras.

Y yo no tengo nada más.
Si solo gasto contigo quince minutos,
que hago con el resto.

¿Que hago? ¡¿Que hago?¡
Sin tiempo para decir que te amo
y que el movil tiene latigo

y que la distancia es demasiado tiempo
y que las palabras son poco espacio.
Así que te lo pido en silencio.

Dejame. Olvidame. No me digas
nada más. No malgastes las teclas,
por que ya no te quiero.

Ya no busco

Ya no busco. Me escurro.
Eso es todo.

Ni luz, ni sexo, ni teatro.
Si acaso una ranchera.
Pero no es suficiente.

Digo y admiro mi vida,
"la desperdicié", digo.
Ni un recuerdo.

Nada. Ya no busco.
Ni corregir las palabras.
Parece que me aburro.

Ya no busco ni el absurdo,
ni explicación alguna
a esto. A lo innombrable.

¿Se ha acabado?
Se ha acabado.
¡Se ha acabado¡

No busco ni los perdones
ni las excusas
ni un motivo.

Ahora estoy expectante...
Que me busquen.
Aunque tengo la terrible certeza

que no lo harán.
No lo harán.
No... Ya  no me buscan.

La rabia... Esa...
Esa que me quiere
atar a su código

No hay alarido suficiente,
ni cabreo fingido,
ni folleteo capaz

de que me vuelva a amar.
Maldita rabia.
Bendita rabia.

Te busco y no te busco.
No más de esto.
Que alguien me de la respuesta.

Lo suplico...
Que algo me diga el camino.
Que me enseñen por donde se vuelve.

Ya no busco
la tristeza me coge de la mano.
Suave. Me dice que no busque.

Y le he hecho caso.
La rabia me abandono
"Caso perdido"- Dijo...

Y ahora la tristeza es mi amante,
mi compañera. Mi instructora.
Mi represora. Quien me susurra.

Ya no busco gritos en mi cabeza.
Ni la locura excesiva.
Ni las palabras altas.

Ni el sexo desgarrado.
Todo es silencio en mi cabeza,
cordura excesiva,
palabras monotonas.

Ya no busco la vida,
por que al parecer,
es ella quien me busca.

Ya no busco, no queda nada que buscar.
Todo lo se. Nada se.
Ya no busco. ¿Para qué?

miércoles, 26 de octubre de 2011

Llingosbel

14 de Diciembre de 2007


Madrid no tiene otoños,
por que ya nadie quiere
soles poniendose.

Morir. La sinagoga del invierno
nos ha enfriado el otoño
y rápido quitan las hojas del suelo.

Para que no seamos melancólicos
¡Viva el mundo caldeado de verano¡
¡¡Y el calor del frio invierno hogareño!!
¡¡¡Quede la primavera para los dichosos!!!

Y el otoño en el paquete del basurero.
Él, recoge sueños. Los nuestros.
Pero de mañana, es difícil verlos.
Aunque los árboles nos avisen.


Lloran, borbotean y escupen hojas.
Alguien se queda quieto, 
atento a este espéctaculo febril
recordando el autobus,

y una hoja de chopo le cae en la mano
la mira, y la estruja
la tira,la pisa...
Otra navidad más...

Santa Teresa de Geriátrico

¡Ay¡¡Ay¡¡Ay¡
Tarde de pañales
¡Ay¡¡Ay¡¡Ay¡

Disfruto de mi helado
¡Ay¡¡Ay¡¡Ay¡
Me acarician estos extraños

¡Ay¡¡Ay¡¡Ay¡
Sonrío sin saber por qué
¡Ay¡¡Ay¡¡Ay¡

Una mujer cantando
Mientras otra sonríe
Nerviosa, otra come gusanitos...

¡Ay¡¡Ay¡¡Ay¡
¿Dónde te duele?
Al... Al... Al respirar

¡Ay¡¡Ay¡¡Ay¡
Los muertos se codean
con nuestras carnes podridas

¡Ay¡¡Ay¡¡Ay¡
¡Mamá¡ No escupa
¿Dónde está mi helado?

La mecedora se mueve con estas ruedas
Munito la huerto se sabe la ponita
Y de nuevo silencio.

¡Ay¡¡Ay¡¡Ay¡
Estoy en la cama.
¡Ay¡¡Ay¡¡Ay¡

Estoy merendando.
Silencio.
Un silencio quieto

funambulesco,
sólo miradas de desprecio
¿Cual es el pueblo?

Sabiote.
Ya no se oyen gritos
Y lo peor, ni el tic tac del tiempo.

Ese señor de ahí se intenta levantar
Y yo no me siento
¡Ay¡¡Ay¡¡Ay¡

Es el quejido de mi compañera
vestida de negro
con el pelo cano

y un semblante serio.
Me mira y me sonrie.
Este ¡Ay¡¡Ay¡¡Ay¡ es el último

según ella, de los tristes
seis últimos meses
de mi tiempo.

martes, 25 de octubre de 2011

Nochevieja 2008


Son las palabras mas duras
que recuerde en mucho tiempo
por qué están sacadas del amor
amparadas por seis años mínimo

común denominador. Quema
de estomago y de cabeza,
con branquias de sí, sí, sí,
sí... Ahora no.

Las alas huecas de volar
sin zapatos rellenos de pies.
En la carcoma de mi estúpida soledad
coincidia un abrazo, casi siempre.

Primero uno, a veces, yo.
Tanto etér contenía mi lengua
que su dardo te rastreaba... Inverosímil
y te cayeron pesadas como lápidas.

Y ahora, que las frases esconden algo
tanto... tan... Que ya, la distancia
es cruda, es insalvable.
Me dijiste: "Ya nos veremos"

Puto y feliz año
dosmildoscientos millones
nueve... ocho...Siete...
seis...cincuatrosno... 

Se acabó...

miércoles, 19 de octubre de 2011

Hilos del tiempo


Hilos del tiempo
tildados entre mis dedos
mercaderes de telas
Metalurgia, algodon, sedas.

Hilos del tiempo
acogidos con fiereza
los duros, quiebran,
los fragiles merman.

Y si el enlace
se hace sin cuidado,
raspando el hilo
con los callos,

o que el hilo
se desate y
se suelten
los atados

no habra vuelta atras,
pues los años hacen
lo que los segundos
des... tr... o... zan...

Dedos, respeten los hilos,
hilos, no dañeis lo dedos.

martes, 18 de octubre de 2011

Escorpio perfumado


Serenate, escorpio,
ten piedad.
Pues el corpus
es corpus propio

de este escorpion
envenenado
con su propio aguijon
su propio veneno

secuestra tanto las venas
como vuelve humo
la sangre
la mente.

Lo veras,
pues alrededor
no es si no
silencio, su envenenimiento

y su campo, de cadaveres
donde se apoya,
su victoria
todos caidos, todos desmoronados.

Escorpio, es el miedo,
escorpion, es tu veneno
el que secuestra las mentes
el que engaña al deseo.

Ay del escorpio
con su corpus
mutilado,
su oasis de arena, seco

y su perfume
a quemado,
y su punta
afilada.

Hasta el gatito gordo
y piojoso de la vecina
en su chavolita
lo percibe,

y en su modorra
le bufa,
se yergue
se mentaliza de su muerte.

Hay algo desesperado
en llorar a solas en el cine.

Hay algo de amor frustrado
en apretar los labios.

Hay algo de victima
en las miradas ganadoras.

Hay algo de paja
en este poema.

Hoy, dia normal del calendario
ni tarde ni pronto,
ni equinocio ni concierto
el trasvase sucedio.

Pretencioso quiza me jacto
pero hoy es el dia
que hay de nuevo primavera
que la hierba huele,

la calle huele
la lavanderia,
el corcho de los arboles
ekl viento de lluvia

y el costo entre las señoras,
y el sudor de las señoritas
y se parpadea quizas
algo un poco mecanico,

un poco que es parte de mi
el que se me caigan las zapatillas
y me crezcan unas chanclas
me crezcan los pelos

el moreno tez y la emosexualidad.
Quizas, la guitarra
quizas los callos,
quizas el alcohol con todo este calor

todo este calor de nuevo tiempo.
Chin chin.

Lluvia celosa





Dalila trae el verano.

La lengua

los pomulos rojizos

la mano agarra la mano

me mira

sin aditivos

instinto busca un nido

el calor de la palma

la espalda se asoma

los labios se posan

irradia, sin sosten

por que ella sostiene,

la mano, la herida, la llaga

se abre, se cierra, se rasca

me pide, me sana, me revuelve.

Ahora, un sauce 

la lluvia silba cerca

el pelo que se muta con mi hombro

su cuello desnudo

las gotas saladas

me guian

me dejo llevar

me caigo,

implorando

un poco de manantial

agarra mi cabeza

toca con sus dedos

mi labio inferior 

tira de mi pechera

ahocina mis labios

con su lengua

me araña el pecho

me recoge por el trasero

me aprieta.

Suena nuestra musica otra vez,

suenan sus gemidos

suenan mis gemidos

suenan los gemidos de la lluvia

teniendo orgasmos en su pelo

entre nuestros labios

dentro de nuestras bocas

luchando tibiamente

para incluir sus dedos entre nuestros cuerpos.

Lluvia celosa,

lluvia celosa,

esta noche,

lluvia celosa.