lunes, 19 de diciembre de 2011

Diciembre en París

Catarsis, o temor y piedad
de repente, por mi mismo.
Cuan difícil situación.

La acera es fría,
en invierno,
cálida en verano,

Pero caminar solo
en verano,
sabe a invierno.

Tienes referencias,
Don Allen,
Cohen, o Klimt,

Sueños hechos
películas,
canciones, pinturas.

Y sin embargo, ya ves...
Lo romántico viene en Junio
de la mano, con mi mano.

Al principio era como si guardará
el eucalipto en la nevera,
y se volvieran caramelos

y ese embrujo,
ese arte de magia,
que tantas penurias

me hizo pasar en clase,
cuando descubrí
que era mi padre,

se fuera desvaneciendo.
Sentía que mi mano
no sudaba tanto

en verano,
y sufría el frío
en invierno.

Que mis pasos
sonaban más y más huecos.
Que había algo

triste en caminar solo
casi a tientas,
por estos lares

desconocidos.
"Es el amor" me decías.
Y yo pensaba: "Es verdad"

Te regalaba poemas
cuando el gallo
estaba recién acostado

y los encontraba, muertos,
sin vida, entre comida basura.
La música se fue apagando

las amistades enfriando
mis pasos eran como las goteras
de una casa abandonada.

"¡Qué lástima!" Pensaba.
Me hubiera gustado besarte
aquí, entre los geranios

de este bajo.
¡Te hubiera dado tantos besos!
¡Te hubiera recogido en abrazos!

Me acostumbre a las peras
del limonero.
Al vinagre de módena,

con un toque de orégano
cuando yo quería un filete.
Me vestí del rey

con un manto invisible,
mientras "el príncipe",
ese verdugo de prejuicios


se cogía la frente
y se rasgaba las vestiduras.
Que veranos más fríos.


Que inviernos más helados.
El mismo sonido,
la misma muerte


el caminar torpe y patizambo
de un deshecho,
que ya se habían encargado


de pulverizar,
y que se agarró
a un árbol sin raíz,


volátil,
etéreo,
que crecía.


Y yo no alcanzaba
a crecer tan rápido
como él volaba.


Te hubieras ruborizado
si te digo lo que te quiero.
Si mis manos


no hubieran estado frías...
"Abrazamé" me decías.
Y yo pensaba "¿Por qué camino solo?"

Hubiera dado la vida
por un "Midnight in París"
un día cualquiera...

Yo podía hacerlo,
mis caminos sólo han estado
rodeados

de paseos y besos.
Muchos paseos
y muchos besos.

Niñas en piscinas,
corazones abiertos,
lenguas tenues

y sexos femeninos
en lugares alternos.
Zalamerías

para un juguete tierno.
Mis manos ardiendo
en un pecho sereno.

Sudor y sexo,
y lágrimas al acabar.
Ahora tengo una sensación

como si hubiera estado muerto
desde hace tres años.
Hoy, un diciembre cualquiera.

Que ni me has felicitado.
Por lo que era.
Por lo que dejé de ser,

y por lo que (¡Gracias!)
poco a poco,
vuelvo a ser.

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