Puedes si quieres, llorar,
puedes y debes...
Nadie te recoge cuando llegas
de coleccionar estrellas,
de albergar el frío en los huesos,
de escuchar los gritos de sexo de fin de semana,
y de mirar sin ganas los escombros
de tantos años de construcción.
Puedes mirar una y otra vez el reloj,
y ver que la hora es la misma
que parece que no llega,
no llega ese minuto que tanto anhelas
Cinco y cuarto, cinco y dieciséis
cinco y diecisiete, cinco y dieciséis
y vuelves al camino de asfalto
frío y tembloroso
como cuando se te rompió el corazón.
Buscaste demasiado ese corazón
y ahora sólo tienes latas de atún
y un último abrazo.
Las calles te desgastan los zapatos,
Las calles te desgastan,
y las calles se gastan
buscando ese último abrazo.
Parece que no hay lugar,
ni recuerdo lo suficiente fuerte
como para permanecer quieta
muriendo de frío.
Esperaste demasiado
a que volviera
y ahora mírame,
y ahora mírate.
Sólo yo estoy solo.
A veces triste,
a veces no.
Yo caliente
Tú ocupada por el frío.
No. Díos mio.
Yo me muero.
Y tú te mueres.
Da igual si es física
o sentimentalmente.
Te digo, te pido,
te imploro que vuelvas
tan pronto como estés preparada
a dejar de lado el carrito de la compra.
El carrito de los recuerdos.
Cuando dejes de cargar con ellos.
Eres mi amor,
y te esperaré...
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