miércoles, 14 de diciembre de 2011

Tan de nadie...

Puedes si quieres, llorar,
puedes y debes...

Nadie te recoge cuando llegas
de coleccionar estrellas,

de albergar el frío en los huesos,
de escuchar los gritos de sexo de fin de semana,

y de mirar sin ganas los escombros
de tantos años de construcción.

Puedes mirar una y otra vez el reloj,
y ver que la hora es la misma

que parece que no llega,
no llega ese minuto que tanto anhelas

Cinco y cuarto, cinco y dieciséis
cinco y diecisiete, cinco y dieciséis

y vuelves al camino de asfalto
frío y tembloroso

como cuando se te rompió el corazón.
Buscaste demasiado ese corazón

y ahora sólo tienes latas de atún
y un último abrazo.

Las calles te desgastan los zapatos,
Las calles te desgastan,

y las calles se gastan
buscando ese último abrazo.

Parece que no hay lugar,
ni recuerdo lo suficiente fuerte

como para permanecer quieta
muriendo de frío.

Esperaste demasiado
a que volviera

y ahora mírame,
y ahora mírate.

Sólo yo estoy solo.
A veces triste,

a veces no.
Yo caliente

Tú ocupada por el frío.
No. Díos mio.

Yo me muero.
Y tú te mueres.

Da igual si es física
o sentimentalmente.

Te digo, te pido,
te imploro que vuelvas

tan pronto como estés preparada
a dejar de lado el carrito de la compra.

El carrito de los recuerdos.
Cuando dejes de cargar con ellos.

Eres mi amor,
y te esperaré...

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