martes, 8 de noviembre de 2011

Ya no busco

Ya no busco. Me escurro.
Eso es todo.

Ni luz, ni sexo, ni teatro.
Si acaso una ranchera.
Pero no es suficiente.

Digo y admiro mi vida,
"la desperdicié", digo.
Ni un recuerdo.

Nada. Ya no busco.
Ni corregir las palabras.
Parece que me aburro.

Ya no busco ni el absurdo,
ni explicación alguna
a esto. A lo innombrable.

¿Se ha acabado?
Se ha acabado.
¡Se ha acabado¡

No busco ni los perdones
ni las excusas
ni un motivo.

Ahora estoy expectante...
Que me busquen.
Aunque tengo la terrible certeza

que no lo harán.
No lo harán.
No... Ya  no me buscan.

La rabia... Esa...
Esa que me quiere
atar a su código

No hay alarido suficiente,
ni cabreo fingido,
ni folleteo capaz

de que me vuelva a amar.
Maldita rabia.
Bendita rabia.

Te busco y no te busco.
No más de esto.
Que alguien me de la respuesta.

Lo suplico...
Que algo me diga el camino.
Que me enseñen por donde se vuelve.

Ya no busco
la tristeza me coge de la mano.
Suave. Me dice que no busque.

Y le he hecho caso.
La rabia me abandono
"Caso perdido"- Dijo...

Y ahora la tristeza es mi amante,
mi compañera. Mi instructora.
Mi represora. Quien me susurra.

Ya no busco gritos en mi cabeza.
Ni la locura excesiva.
Ni las palabras altas.

Ni el sexo desgarrado.
Todo es silencio en mi cabeza,
cordura excesiva,
palabras monotonas.

Ya no busco la vida,
por que al parecer,
es ella quien me busca.

Ya no busco, no queda nada que buscar.
Todo lo se. Nada se.
Ya no busco. ¿Para qué?

No hay comentarios:

Publicar un comentario