Tras de mi, tras mis ojos
mis carnes y mis huesos
hay un cuerpo
que me llama, me habla
y sólo me sale decirle
"Quédate ahí"
y me contesta
"Ayúdame"
Con mis pensamientos
le voy ahogando
atosigando
un niño con cara redonda
y risa nerviosa
que se ahoga en mi pantano
trata de asirse a la playa
busca salir
en forma de lágrimas
salir y caer
y rozar el suelo
y troncarse, erigirse
como el salvador de la ira
ese niño es valiente
y en su puño tiene un hierro 3
está preparado para dañar
para romper las diferentes barreras
de mi mente, encontrar las llaves.
Es un cuerpo, dentro de un cuerpo
que grita por las noches
en silencio
y llora cuando nadie le ve.
Y se levanta airoso
en medio de la multitud.
Y sabe que vive en mi edad
y que mi edad es oscura y moribunda
y se niega a caer. Sólo quiere salir
abrirse en canal expulsando luz.
Ese niño escala por la chimenea
de cemento, agarrota los movimientos
y se reproduce por mi sangre.
Pero ahí está el guardián
dispuesto a luchar.
La batalla es dura, el niño sólo sabe abrazar
mientras un adulto le golpea
y el niño cae, sangrando
y el adulto lo mira y le golpea en el suelo
y le sacude en la cara
le lanza cogiendole de una pierna
y lo estampa como un gato
contra el cráneo.
Y yo en la oscurida
sólo oigo aullidos,
y llantos
lágrimas
de ayuda.
Me golpeo el pecho,
y me tiro contra el suelo
intento tocar el cielo con la punta de los dedos
me pongo las cadenas
y me arrastro bajo la lluvia,
sumiendome en la oscura noche
y el niño llora,
y el adulto rie,
y yo no se que hacer,
no se como quitarmelos de encima
y algo me dice que no hay manera
y que quizas
la ultima esperanza
quizas es coger el sol
tragarmelo
y besar a la luna,beberme los rios
y no hay mar suficiente para calmar la sed
ni para acallar los gritos
ni para encontrar la llave
ni para romper la cueva
la triste cueva
donde el niño ha decidido volver
la cueva latente, rojiza
y llena de fuego, cálido fuego.
Ahora todo está en silencio,
estoy sólo,
bajo una lámpara
frente a la pantalla azulada
y hay un silencio sepulcral,
y un montón de frases dichas
y un pensamientos moribundos
y mis manos doloridas
de golpearme fuerte,
de masturbarme sin ganas
de tocar cuerpos que no amo.
Y el adulto me mira desde arriba,
y el niño solloza,
es inaudible,
pero se que están allí.
Y la mujer que me amo,
y el lobo que rabia con mis huevos,
y la sombra del rencor,
y la lengua viperina,
y mis dedos oscultadores,
y mi piel sensible
e huidiza.
Y los ojos que se clavan,
y sé que están juntos,
y en esa cueva no caben,
poco a poco la presión crece,
y el adulto tiembla,
y el silencio inunda la habitación,
y ahora mismo el corazon late
fuerte, a punto de reventar,
y todos mis recuerdos gritan
y yo grito,
el niño llora,
y la suciedad empieza segregarse por los porors
y ahora el adulto tiembla,
y yo tiemblo y estoy preparado
algo me pincha y no puedo más
ya no puedo más
suena el piano, debajo,
y algo prende
prende mi cuerpo
se rompe la cueva,
y miles de ojos observan
y me tiro en el suelo
y no hay nada más allá.
Soy yo, desnudo
con el lobo,
el niño, los dedos,
mi lengua, mi rabia,
el hombre, el adulto
han venido a presenciar
mi cuerpo ardiendo
muriendo
y detrás, las cenizas,
y después, el fénix,
nacimiento preventivo
contra el mal de alma.
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