domingo, 6 de mayo de 2012

Fragmento

Cielo raso,
noche abierta,
cuerpo dividido.

Soy el hambre febril
de un pájaro
enjaulado.

Beso sin parar
se llena parte
del corazón.

Unas palabras
que digo,
la intuición

que desato
no alcanza
a derramar mi alma.

Soy el corazón dolido
del rencor pueril
de los sueños rotos.

Siempre hay más copas,
siempre hay más cuerpos,
y más drogas

para teñir el paso
del tiempo,
para las experiencias de vida.

Soy las manos
que suelen recorrer
jaulas ajenas

que las desata
y fuerzan a las abutardas
a ser libres.

Soy el de la lengua fácil,
que absorbe a las personas
con solo su nombre.

Controlado en exceso
en los excesos
siento mi espiritu libre.

Soy el del cuerpo ardiendo.
Soy el del cuerpo ajeno
y frío como un tempano.

Soy una contradicción
bonita y rota.
Un jarrón de pistachos

quemado por alcohol puro.
La triste venganza a la vida,
por necesitar vivirla más

El alma dispuesta a callar
y a actuar con hechos.
El hombre estepario

que partió la tierra
en dos para sorber
la pulpa del mundo.

Soy quien no entiende
el pecado, que no entiende
esa maldita manía

de coger gatos abandonados
y retorcerles el pescuezo
para estropear lo bello.

Quien se ha dedicado
a recoger cuerpos doloridos
y los ha curado

para matarlos en su mayor explendor.
Mi mayor logro hacerte volar
Mi mayor logro dispararte en el aire.

Soy una contradicción,
bello y sereno
roto y descosido

nervioso y mundano,
curioso y seductor.
Ahora y sólo ahora

entiendo a la soledad,
comparto la melancolía
lloro de pena y alegría

y me muero por ver hojas en el camino
por escurrirme entre las piedras ligeras,
por creer una tarde

que puedo volar
y hacer el amago
y sentir que voy a volar.

Y al segundo, decepcionarme
con la gravedad
estúpida y torpe,

que no me deja volar,
con mi alma, que echa a volar
para estrellarse con una farola

para mi cuerpo liberado
que baila y acaba en el suelo.
Para mi sino, que es luchar

y luchar, y luchar tres veces más
para llegar al mismo sitio
al mismo lugar

torpe y retirado
de un asilo de ancianos.
El corazón paciente,

que se impacienta
al ver las jaulas,
al ver la tierra sin llover,

a correr y fumar,
a follar y hacer el amor.
Entiendo la míseria

y el amor puro,
entiendo que hay que esperar,
pero algo tira de mi,

y algo me frena.
No hay palabras
para describir

la tristegría o la alegriste
que siento
a diario.

Cuerpo dividido
fragmentado
hombre y lobo

moribundo y alimentado
violin y piano
dientes y lengua

ojos y nariz
cerebro y sangre
manos y pies,

lágrimas y sonrisa
labios y orejas
cuerpo y jaula

eco y esternon

llave y cerradura.
Miguel y Miguel.

No hay comentarios:

Publicar un comentario