¿Por que me golpeas
con el pelo,
sonríes y me das la espalda?
y te tintas los ojos de negro
azabache y profundo
para mirarme pestañeando
¿Por qué te sacudes
la nuca de enredos
y dejas que me pierda?
Y caminas, casi escarbas,
la tierra, con los pies
descalzos y duros
y tu piel se dora al sol,
se tosta al son del mar
y los almendros silban pétalos.
Eres como un naranjo
que solo florece,
desprendiendo azahar
y la noche se pasa de rueda,
y dura veinte horas,
mientras te veo partir.
¿Por que te vas,
me dañas y me dices
lo que piensas?
Mienteme,
dejame creer en tu amor
aunque no me ames.
Cruel y frágil
eres el plato
del mendigo.
¿En que me he convertido
esperando oler
tu ombligo?
Mi imperio
por yacer cerca de ti
sólo.
Me he vendido barato,
y me lleno de polvo
en las sillas...
antes tu sonrisa
torcida y segura
despejaba mis dudas.
Ahora, y de nuevo,
mi reino guardado
bajo llave.
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