Dulce néctar
borbotea de tu lengua
hilo de palabras
que anoche
recogió mi último suspiro
hipo y cortado
y me arropo
entre serenos
y gratos soplidos.
Ayer me salvaste la vida,
anzuelo, tu mano,
lombriz, mi cuello.
Lleno de clavículas
y huesos, epidermis
amapolinea y opiacea.
No hiciste nada...
Nada. Son imaginaciones
calcetines limpios
zapatos sin usar,
un jersey doblado,
nuevo y a estrenar.
Nada. Ni un músculo.
Son grandes palabras
que lanzaste al aire
en un sonido que alargo
hasta secarme.
"Me voy contigo
sólo, por que pierdes el culo por mi"
Y se lo dijiste a tu novio.
Pero a mi me diste más.
Me fui sólo,
virgen de amor
hasta los treinta tantos
y me abrace
literalmente a una farola,
y besé una ventana con luz,
y la señora se quedo extrañada,
y luego cerro la persiana.
Me fui corriendo,
y feliz...
Esperanza,
está en mi raza,
está en mi rabia,
está en mi corazón.
Tranquilo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario