miércoles, 4 de enero de 2012

2012 - 5

Dulce néctar
borbotea de tu lengua
hilo de palabras

que anoche
recogió mi último suspiro
hipo y cortado

y me arropo
entre serenos
y gratos soplidos.

Ayer me salvaste la vida,
anzuelo, tu mano,
lombriz, mi cuello.

Lleno de clavículas
y huesos, epidermis
amapolinea y opiacea.

No hiciste nada...
Nada. Son imaginaciones
calcetines limpios

zapatos sin usar,
un jersey doblado,
nuevo y a estrenar.

Nada. Ni un músculo.
Son grandes palabras
que lanzaste al aire

en un sonido que alargo
hasta secarme.
"Me voy contigo

sólo, por que pierdes el culo por mi"
Y se lo dijiste a tu novio.
Pero a mi me diste más.

Me fui sólo,
virgen de amor
hasta los treinta tantos

y me abrace
literalmente a una farola,
y besé una ventana con luz,

y la señora se quedo extrañada,
y luego cerro la persiana.
Me fui corriendo,

y feliz...
Esperanza,
está en mi raza,

está en mi rabia,
está en mi corazón.
Tranquilo...

No hay comentarios:

Publicar un comentario