jueves, 7 de junio de 2012

Perdida

El mar orgulloso mece su cuerpo
herbicida
mientras sus pechos emanan
la sangre del orgullo.

Sin piedad
ni misericordia
voy segando
almas inertes

y las siembro
en el fondo
y el mar los siembra
en estrellas diminutas.

En el fondo
el sol se aparece
como un solsticio
del verano benereo

que decidiste
llamarme asesino
artificial
y mediocre.

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